Aleix Mañé. La poesía que enciende el escenario.
31 de diciembre, 23:40. Regalo de fin-principio de año.
Fotografía Amos Ruiz
Ante todo es un arte universal. Y hasta ahora ha sido mi vida.
Me quedo con la disciplina, el rigor y los conocimientos.
Yo soy un bailarín orgánico.
Romeo y Julieta de Goyo Montero. Cada vez que lo interpretaba era distinto.
Synaphai de Nacho Duato.
Gods and Dogs de Jiri Kylián.
En su momento me aportó todo: la ilusión, el aprendizaje, los compañeros.
Me ha aportado tablas, saber estar, la rutina del trabajo. Disfrutar mucho del escenario.
Toda la gente que he conocido del mundo de la danza.
Sobre todo, la experiencia profesional.
Decidí que quería bailar cunado vi una pieza de Nacho Duato sin saber que era suya –Cor perdut-en una gala en Tarragona.
Es de la manera que mejor entiendo la danza, como la entiende Nacho. Natural pero con mucha expresividad física.
Bailar.
En que gente que no se conoce disfrute de una cena con calidad. Es una experiencia a nivel gastronómico y una oportunidad para conocer gente en un ambiente cuidado y agradable.
No dejéis de ir a ver danza. Y pagad por verla. Es cultura, educación. No es simplemente ocio.
Y apoyad a vuestros hijos si quieren hacer danza o cualquier otra actividad artística porque del arte también se vive y los artistas también tienen oficio. Y beneficio.